29 de noviembre de 2010

La Humanidad se ha extinguido

No queda ya ni rastro de aquellos ruidosos, gregarios y efímeros seres. Han desaparecido de la faz de la Tierra.
Pero, ¿cómo?
Ah, no es tan sorprendente. Desde sus comienzos pugnaban en la antiquísima lucha de la supervivencia, con un nuevo arma, el cerebro. El desarrollo de su córtex les dió una considerable ventaja, que no tardaron en aprobechar, y vaya si lo hicieron. Comenzaron a expandirse, a domesticar, amansar, a la propia Naturaleza, o eso creían. Rápidamente se impusieron al resto de especies, y tras un exterminio sistemático y exhaustivo, consiguiéron reducir considerablemente el número de habitantes ajenos a su raza. Tenían cogido al toro por los cuernos, nunca mejor dicho.
¿Qué pasó, entonces, para su extinción?
A decir verdad, ya desde los albores de su existencia se veía que la inmensa mayoría, una vez superada la lucha por sobrevivir, se empleaba a fondo en la lucha por la no-supervivencia de otros individuos, que, con paso firme e inexorable, los condujo a potencializar su desarrollado cerebro en el arte de matarse los unos a los otros.
El súmmum se creía visto cuando utilizaron las fuerzas primarias de la Naturaleza, contra ella misma. Nubes radiactivas, patologías artificiales, epidemias a nivel mundial...
A fin de cuentas no fue sino el aperitivo.
Un día, se sobrepasaron a si mismos, y lo destruyeron todo.
Aplicaban una intrincada terminología para justificarse, con adjetivos tales como "nazi", "judío", "comunista", "amarillo", "blanco"... Fuera la razon que fuese, se exterminaron a si mismos.
Esta hecatombe sin precedentes dejó al planeta en números rojos, sin ozono suficiente en la estratosfera ni un nivel aceptable de polución bajo ella.
Pero la vida, prevaleció.
Y la especie humana, extinta, paso a ser un fracaso evolutivo más, como un feto conservado en formol, mientras que nuevas y diferentes formas de vida recorren el planeta.
Aprendiendo de los errores, o volviéndolos a repetir.

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